Se acerca la última parte de la 50 Xallenge de la P.C. Egara. Este año con un ganador que ya se va dislumbrando, cosa poco habitual en nuestro campeonato, en el que durante los últimos años siempre se ha llegado a las últimas salidas con todo por decidir. A ver como se desarrolan los acontecimientos...
Como ya hace fresco empiezan a aparecer manguitos, mangas y chalecos varios, al gusto de cada uno.
En esta ocasión empezó el
recorrido, puntuales como siempre, en dirección Castellar del Vallés, en estos
primeros kilómetros siempre cuesta empezar a mover las piernas y aprovechamos
para contar las aventuras y desventuras de la semana y tiempo para poco más, porque en la carretera
de Sant Llorenç ya se ordenan los grupos que van subiendo a su ritmo según se
quiera probar las fuerzas o poner el 27 que más de uno ha dejado al volver de
Francia.
A la salida de S.LL.Savall
reagrupamiento, parada técnica, recordatorio del cartel, y se acaban las
charlas porque el Jaume como de costumbre marca un ritmo exigente que poco a
poco endurece la subida, antes de coronar el alto por detrás se descuelgan Paco
y Lázaro, que rodaron juntos como familia que son, llevándose el botín el
segundo a la llegada.
Por delante, Pavón coronaba en
primer lugar, con el Deme a su rueda, Bravo, Jaume y Xarly después, el descenso
técnico como siempre, con posible humedad , y además había tráfico ciclista que
complicaba las cosas, no obstante nadie sacó ventaja y todo se iba a decidir en
el Alto de Calders, ya desde los primeros metros se subió con plato grande
listo para arrancar, nadie se movía hasta que Bravo hizo un movimiento
destinado a eliminar rivales, que castigó al Xarly pero se mantuvo a rueda, y
aprovechó Pavón para lanzar un demarraje que intentó seguir el Deme, pero como
viene siendo habitual este año hubo que felicitar al Antonio por seguir
ampliando palmarés. Por detrás Bravo analizaba la jugada y reservó fuerzas para
esprintar con solvencia y llevarse el tercer puesto.
Hay que decir que Fran V vino a buscarnos en el sector, y
casi se le salen los ojos al ver al personal lanzado, luego en el restaurante
se pidieron explicaciones y cuentas como de costumbre, además de las generosas
torradas al gusto, bebida y los cafés. Sin mucho tardar pusimos dirección
Navarcles a buen ritmo, y posterior subida del Coll d’Estenalles que se hizo un
poco largo para más de uno, pero se hace más agradable con este tiempo otoñal.
A la llegada a Terrassa, como siempre, se paró a reponer
líquidos y charlar entre amigos.
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Son como niños pequeños |
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